Si no puedes salir, entra adentro
Si no puedes salir a la calle, tal vez es el momento de que estés contigo mismo, a solas durante este confinamiento. Entra adentro y aprovecha este tiempo para dedicártelo a ti, a lo que sientes en tu interior.
Es cierto que nada volverá a ser igual después del Coronavirus. Tardaremos tiempo en superar el efecto de una crisis social y económica sin precedentes. Pero, a pesar de esta desgracia, ha emergido un sentimiento compasivo global, que nos devuelve la esperanza de que un mundo mejor es posible.
Miles de personas se han ido dejando a sus familiares destrozados por no haber podido despedirles y nosotros por no pooder consolar a nuestros seres queridos. Son miles los que se quedan solos, sin recursos, o sin apoyo emocional. Nos demuestra que “yo soy nosotros”. El luto es mundial.
Llega una nueva conciencia global del hombre en la Tierra. Debemos reflexionar ¿el estilo de vida que llevamos es sostenible? Tras el Estado de Alarma, ha regresado el clima invernal y las lluvias de la primavera, para regar nuestros campos, que tanto lo necesitan.
Debemos resetear nuestra huella en nuestro planeta. No podemos perder el control del cuidado de nuestro vehículo en la vía Láctea, que nos transporta a través del tiempo y espacio. Lo que le hacemos al planeta nos lo hacemos a nosotros también.
La vida nos ha parado para reflexionar. Es hora de sentir.
De dejar de estar tan ocupados. Cierra los ojos y viaja dentro.
Ten fé en ti. Escucha…
¿Qué quieres hacer?
¿A qué deseas dedicar tu tiempo de vida?
¿Qué amas? ¿Qué te apasiona?
¿Dónde quieres vivir?
Quédate quieto y en silencio para escuchar al sabio que tienes dentro.
Vive un encuentro armonioso con tu ser, con esa parte divina en ti. Ya sabes, si no puedes salir es porque tienes quer quedarte adentro. Hacerte compañía. Darte la atención y el tiempo que mereces. No lo demores más.
Descubre la belleza de la comunicación de tu ser con la creación.
Y si el sufrimiento asoma y llena tus ojos de lágrimas, reza. Cualquier oración es buena. Pero, como decía mi abuelo, “Pasa del llanto a la risa, deprisa”.
Cuando en estos días me invade la tristeza, me pongo a rezar para no pensar y liberar la energía de tanta impotencia y tanto dolor. Rezo y rezo sin parar y eso me serena. Además me hace desear que mis oraciones ayuden a calmar el sufrimiento de los demás. Eso me reconforta y me siento mejor después.
Espero que te ayude a ti también, si algun día lo necesitas.
Te comparto mi oración favorita, la que más me inspira:
¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.
Amén
Te dejo el enlace a la canción en YouTube en Inglés. Así, cantando, además de espantar las penas, es una forma de rezar que es igual en cualquier idioma. En sánscrito, en gurmuki, en español, tibetano o inglés. “Rezar es sanar”.
https://www.youtube.com/watch?v=aiiua9ubwN8
Gracias por leerme y por compartir tus comentarios conmigo. Y ya sabes, si no puedes salir, aprovecha y entra adentro.
Que Dios te bendiga a ti y a tus seres queridos.
Un fuerte abrazo virtual, con cariño
Mónica
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